miércoles, 7 de julio de 2010

Celebrando a Mahler

En este año 2010 conmemoramos con Viena el 150 aniversario del nacimiento de Gustav Mahler, así como el centenario de su muerte en el próximo año 2011.


Diversos eventos, conciertos y exposiciones de excepción se darán cita a lo largo de estos dos años en honor al célebre compositor austríaco.


Nacido en la aldea de Kaliste, Austria-Hungría (hoy República Checa), el 7 de Julio de 1860, Gustav Mahler estudió en el Conservatorio de Viena, donde siguió los cursos de Alfred Epstein y asistió a las clases de Anton Bruckner. Pero la gran experiencia artística de Mahler fue el conocimiento de la música de Richard Wagner.

"No hay más que una educación, y es el ejemplo"


Su única composición juvenil que ha llegado a nuestros días, escrita cuando Gustav aún contaba veinte años de edad, es un oratorio con ecos wagnerianos y preludios de su música futura. Llevaba el título de “Das Klagende Lied” (“La canción del lamento”).


Mahler fue un buen pianista. Pretendía dedicarse a la dirección, pero en los conservatorios no se impartían entonces enseñanzas directoriales. Debutó en Laibach (Eslovenia) en el Otoño de 1881 con la obertura “Egmont” de Beethoven. Después, maduró sus ideas sobre un amplio repertorio que iba desde la opereta por el camino de Verdi, Mozart y Bizet hasta los dramas musicales de Wagner.

Como intérprete de Wagner y Tchaikovsky, en Londres y Praga, llamó rápidamente la atención. Ya pertenecía al grupo de relevantes directores de su tiempo.


De 1888 a 1891 Mahler fue director de la Ópera de Budapest. Johannes Brahms dijo entonces, refiriéndose a su ejecución del “Don Giovanni” de Mozart, que se debía ir a Budapest para escuchar realmente esta obra.


Durante aquellos años de ascensión a la fama, Gustav trabajó por completar su educación literaria y filosófica. En rápida sucesión, escribió sus tres primeras Sinfonías.


En 1897 fue nombrado director artístico de la Ópera de Viena. El 1 de Mayo llegó como maestro invitado. El 8 de Octubre era ya director titular.

"Cuando Mahler llegó a la Ópera, encontró un puro teatro de entretenimiento. Él lo convirtió en una institución artística
(Richard Specht, primer biógrafo del compositor)

Gracias a su tesón, Mahler consiguió que en la década siguiente Viena gozara de un gran prestigio internacional, como centro de ópera, con representaciones ejemplares de obras de Christoph-Willibald Gluck, Wolfgang Amadeus Mozart y Richard Wagner. De 1897 a 1907, la Ópera de Viena vivió con Gustav Mahler una época de plenitud artística.


En 1902, Gustav contrajo matrimonio con Alma María Schindler, hija de un notable pintor vienés, que había recibido enseñanzas musicales de Alexander von Zemlinsky y era una aceptable compositora. A través del círculo de los amigos de Alma, Mahler entró en contacto con los artistas vieneses y con los representantes de las modernas tendencias en la escultura y la literatura.


Este período vienés contempló la composición de la cuarta, quinta, sexta y séptima Sinfonías, junto con los “Kindertotenlieder” (“Canciones para los niños muertos”) , para voz y orquesta, que toman su letra de poemas de Friedrich Rückert.


Mahler abandonó la Ópera de Viena el 15 de Octubre de 1907. La posterior muerte de su hija María inició en él una vertiginosa cuenta atrás agravada por una seria dolencia cardíaca.

Gustav, sin embargo, siguió dirigiendo, contratado esta vez por el Metropolitan de Nueva York, durante 1909 y 1910.

La última de sus obras estrenada bajo su propia dirección fue la Sinfonía nº 8, llamada “De los mil” no por el compositor, sino porque en su estreno en el Neue Musikfesthalle Munich en 1910 fue interpretada por 850 cantantes y 171 instrumentistas.

"Una monumental obra coral de la historia de la música
(Enrique Barrios, director de orquesta)


La 9ª Sinfonía y "Das Lied von der Erde" (“La canción de la Tierra”), ciclo de canciones en forma de sinfonía, fueron ya estrenadas póstumamente por Bruno Walter, alumno y amigo de Mahler.


Tristemente, el 18 de Mayo de 1911, en Viena, dejaba de latir el corazón de Gustav Mahler. Una sencilla lápida señala su tumba en el cementerio de Grinzing.

Durante 1910, el compositor había trabajado en su 10ª Sinfonía. A su muerte, sólo el primer movimiento estaba terminado, aunque quedó planteada la estructura general de la obra y esbozados los otros movimientos.


Mahler se autodefinía como un compositor de verano ya que, como él mismo decía, era la única estación del año en la que podía dedicarse por completo a sus propias obras.

Todas sus obras fueron escritas en este período estival, que el compositor solía pasar en remotos refugios de montaña de los Alpes austríacos. El verano significaba libertad de sus deberes como director, ya que los teatros y las salas de conciertos quedaban cerrados y, aparte de Bayreuth, no había festivales.


Desde el otoño hasta la primavera ejercía de impecable director de orquesta en la ópera y viajaba por todo el mundo, destacando en la escena musical y artística de Viena. En cambio, durantes los meses de verano se retiraba a vivir al campo, a Steinach am Aterres, a Maiernigg en el Wörthersee o a Toblach en el Tirol del Sur, donde encontraba la inspiración para sus nuevas composiciones.

"Componer una sinfonía es construir un mundo con todos los medios posibles"


En las sinfonías de Mahler se aprecian influencias de Ludwig van Beethoven y Johannes Brahms, así como de Richard Wagner y Anton Bruckner. Al igual que Wagner y Bruckner, Mahler utilizó amplios recursos orquestales y su orquestación se anticipó al siglo XX en cuanto a la búsqueda del color en los diferentes instrumentos, la utilización de pequeñas combinaciones instrumentales y la inclusión de algunos poco comunes como la mandolina y el armonio.

La obra de Mahler supone la máxima evolución de la sinfonía romántica.


En su propia época, Mahler fue más valorado como director de orquesta que por su música. De hecho, él mismo decía que sus composiciones no serían valoradas hasta cincuenta años después de su fallecimiento.

En Mayo de 1920, Ámsterdam era testigo del primer Festival de Gustav Mahler.

Ya entonces la música de Gustav Mahler se convirtió en símbolo de la trascendencia de fronteras, géneros y de lo terrenal. Cuando preparamos nuestro festival queríamos destacar no solamente la importancia musical de Gustav Mahler, sino también ese elemento de superación de los límites
(Jiri Stilec, director del festival “La Música de los Miles”)


La prohibición de Mahler en Alemania, después de 1933, condujo al abandono de su música. Tras la Segunda Guerra Mundial, los más eminentes directores de la vieja generación que habían recibido enseñanzas del compositor empezaron a reavivar sus Sinfonías.

Alrededor de 1960 comenzó el renacimiento de Gustav Mahler, fomentado igualmente por la generación intermedia de directores (Kubelik, Solti, Bernstein, Haitink…).

Hoy es considerado uno de los mejores y más grandes sinfonistas de la historia musical.

Una sinfonía debe ser como el mundo. Debe abarcar todo


De siempre, mi fragmento clásico favorito ha sido el Adagietto del cuarto movimiento de la Sinfonía nº 5 de Mahler, inmortalizado también en el cine por “Muerte en Venecia”, una de las indiscutibles obras maestras de Luchino Visconti, de Dirk Bogarde y de la historia del séptimo arte.


Y aunque me atrevería a decir que me gusta prácticamente toda la música clásica, también sostengo que Gustav Mahler, con permiso de Mozart, Beethoven, Verdi y un larguísimo etcétera, ha sido también siempre mi compositor favorito.

Por eso, voy a tener el doble honor de dedicarme esta entrada. Bueno, no en su totalidad. Porque acabo casi de enterarme de que Gustav Mahler es también el compositor favorito de mi hermana Susana, y estas cosas saben mejor compartidas. La obra de Mahler es tan grandiosa que incluso una pequeña parte te supone ya un regalo para el oído.


Pues lo dicho, a disfrutar todos del merecidísimo homenaje que se le brindará en este año y en el próximo a este incomparable compositor.


“Aquéllos que me busquen, sabrán que he existido; los demás no tienen necesidad de saberlo”
(GUSTAV MAHLER)

3 comentarios:

Alicia dijo...

Bueno, hoy me acostaré sabiendo mucho más de Malher. No sé si es mi compositor favorito, pero sí que compuso alguna de mis piezas favoritas. O sea, que es mi piecero favorito.
¿Y no te recuerda en muchas fotos a tu Hank?
Felices dos años de aniversario, y que viva San Fermín.

Noelio dijo...

Sí que tiene piezas favoritas, sí. Cierto aire a Hank... puede ser.
Y San Fermín que viva, pero sólo fraternalmente, ¿eh?

Alicia dijo...

Y Malherianamente, digo.